Las cabañas de los árboles del jardín del Beaterio son esculturas poéticas que exploran las fronteras entre el arte, la arquitectura y la naturaleza. Su presencia sorprende en este entorno: el espíritu infantil, juguetón y aventurero de una cabaña en un árbol contrasta con la espiritualidad, tranquilidad y seriedad del Beaterio. Los carteles de la entrada del Beaterio ruegan silencio a los visitantes. Aquí no hay niños jugando y gritando, no digamos trepando a los árboles. Y justo por eso estas construcciones de madera hacen soñar. En lo alto de los árboles parecen vigilantes complacientes velando por los visitantes y los locales. Como protectoras desde lo más alto, con un ojo vigilante en todo momento. Pero también como lugares de retiro, aunque solo sea en la imaginación. Estas esculturas inalcanzables hacen anhelar un lugar de amparo y tranquilidad, todo para uno mismo.

No es la primera vez que Tadashi Kawamata expone cabañas en árboles. Ya ha instalado esculturas de madera similares en otras ciudades, como Nueva York, París y Berlín.